Alfonso Clemente de Aróstegui



El autor

Alfonso Clemente de Aróstegui (Villanueva de la Jara, Cuenca, 1698-Madrid, 1774) fue un prestigioso

eclesiástico, diplomático y jurista que llegó a ocupar destacados cargos políticos y religiosos dentro y fuera de España. Fue auditor del tribunal de la Rota entre 1744 y 1747, siendo nombrado a continuación ministro plenipotenciario de España en Roma. En 1749 fue designado miembro del Consejo de Castilla; en 1753 embajador de España ante la corte de Carlos VII de Nápoles, futuro Carlos III de España; y en 1759 consejero de Estado. 

Además, en 1752 fue nombrado primer vice-protector de la Real Academia de las Tres Nobles Artes, cargo que también desempeñó desde 1771 hasta su muerte.

Murió en 1774 y legó todos sus libros al Colegio del Seminario de San Julián en Cuenca, dejando además rentas para sustentar dos bibliotecarios y las estanterías correspondientes, y dos becas para estudiantes.

Texto y foto:  Web de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando https://www.academiacolecciones.com/esculturas/inventario.php?id=E-016. Explican sobre el busto de la fotografía, obra de Felipe de Castro:  "Está representado con un estilo sobrio y realista, aunque levemente idealizado, vistiendo el traje de auditor del tribunal de la Rota. La Academia conserva la escultura original en yeso nº E-584 y una copia moderna en bronce nº E-009".

El lugar


La Casa-Palacio de los Clemente de Aróstegui 
fue edificada en el siglo XVII. Tiene una fachada principal, de tres plantas, y una fachada trasera, hacia la Hoz del Huécar, con cinco plantas. Tiene balcones repartidos de manera simétrica y dos escudos nobiliarios.

Interiormente se distribuye con una escalera, coronada con una linterna octogonal sobre pechinas, con decoración rococó.

La calle Alfonso VIII debe su nombre al Rey castellano que dirigió la conquista de Cuenca en 1177. 

Comienza a la altura de la Plaza Mayor y continúa hacia abajo hasta la altura de de la Iglesia de San Felipe, donde toma el relevo la calle Andrés de Cabrera.

Las viviendas tienen la peculiaridad de que por su parte trasera, la calle de Santa Catalina, se prolongan hacia abajo, de manera que uniendo los pisos de la parte superior, llegan a alcanzar las nueve plantas, recibiendo por ello el nombre de "rascacielos" de Santa Catalina.

También resultan muy llamativas las fachadas de diferentes colores, sobre todo en el primer tramo de la calle en la acera izquierda.

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