Lucas Aguirre




El autor

Lucas Aguirre nació en Cuenca el 18 de octubre del año 1800, en la casa de la calle Alfonso VIII en cuya fachada hay una placa en su recuerdo.

Sus padres tenían un negocio familiar de ferretería y más tarde fueron también fabricantes y comerciantes de tejidos. También fueron dueños de un servicio de diligencias y correos Madrid-Cuenca. 

En 1859 se trasladó a Madrid. Al ser un hombre de pensamiento liberal, contrario a cualquier forma de absolutismo, encontró allí un rico panorama intelectual cercano a su filosofía vital, principalmente en los círculos krausistas. Defendía una pedagogía progresista, tolerante y filantrópica. 

A la hora de redactar su testamento en 1871, hizo herederos universales a los pobres “para su instrucción”, a través de la creación de dos escuelas en Madrid y una en Cuenca. 

La primera piedra de las Escuelas Aguirre de Cuenca se puso en 1876 y empezó a funcionar en 1892. 

Fue reformado en 1992 como centro cultural y actualmente es sede de la Biblioteca Municipal de Cuenca, la biblioteca central de la Red de Bibliotecas Municipales de Cuenca, así como del Centro Cultural Aguirre, que alberga, además del citado espacio, una sala de exposiciones y un salón de actos.

Los principios que regían estos centros educativos se basaban en los principios de la Institución Libre de Enseñanza, una corriente europea moderna de concebir la Educación, que abogaba por eliminar la disciplina basada en la represión y el autoritarismo, además de basar su organización en la democracia de manera que los usuarios participarían en el gobierno de las mismas. 

Lucas Aguirre falleció en Madrid el 20 de octubre de 1873. 

El lugar

La calle Alfonso VIII debe su nombre al Rey castellano que dirigió la conquista de Cuenca en 1177. 

Comienza a la altura de la Plaza Mayor y continúa hacia abajo hasta la altura de de la Iglesia de San Felipe, donde toma el relevo la calle Andrés de Cabrera.

Las viviendas tienen la peculiaridad de que por su parte trasera, la calle de Santa Catalina, se prolongan hacia abajo, de manera que uniendo los pisos de la parte superior, llegan a alcanzar las nueve plantas, recibiendo por ello el nombre de "rascacielos" de Santa Catalina.

También resultan muy llamativas las fachadas de diferentes colores, sobre todo en el primer tramo de la calle en la acera izquierda.

Se conservan en Alfonso VIII dos grandes edificios del s. XVIII: la Casa del Corregidor y la Casa-Palacio de los Clemente de Aróstegui.


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